Todo principio tiene su fin

Kiko Sanchis

Cuando empiezas una nueva aventura, nunca sabes si va a valer la pena o no. Pues bien, yo ahora estoy más que convencido de que para mí, esta aventura sí que ha valido la pena. Todo empezó hace ya unos años, o incluso mucho antes de lo que puedo pensar, porque no me refiero a cuando entre a ser monitor de Goys o a Premonitores, quizás esta aventura empezó mucho antes, cuando yo era niño y formaba parte de mi equipo, el equipo Kálikos. Donde ya de niño, pues pensaba que eso de ser monitor iba a ser guay, además, he de decir que tenía un buen referente, como fue mi monitor Vallés, al que siempre le estaré agradecido por todo lo que hizo por nosotros, porque es verdad que, a pesar de meterlo en unos buenos fregaos, siempre lo tuvimos, y lo tenemos, a nuestro lado. Es cierto que no estuvo a nuestro lado los 5 años, pero se ganó nuestra confianza y nuestro cariño el primer día que lo vimos al empezar el curso de Nou Futur. Porque es verdad que él no fue el primero, pero sí que fue el último, ya que por delante de él hubo otros como Gonzalo, Mato y alguno más. Así que, en parte, gracias a todo lo que fue Vallés para nosotros, para mí, yo me encuentro ahora mismo escribiendo estas líneas después de haber vivido tantas aventuras.

Ahora ya me tocaba a mí ser ese “Vallés” para otros niños. Recuerdo que era sábado, de principios de octubre, del 2016 cuando hicimos el inicio de curso. Es ese sábado, el primero para todos, en el que estamos dentro del patio y nos conocemos por primera vez. Una sensación de nervios recorre todo mi cuerpo cuando veo que empiezan a entrar niños al patio y.… sí, allí estoy yo de pie sujetando un cartel con el nombre del colegio del equipo al que iba a tener ese día, os imagináis cuál era verdad, La Concepción chicos. Y fue curioso que yo acabara teniendo ese cartel, porque recuerdo perfectamente como se hacía ya la hora y estábamos todos los monitores en el sótano y una voz dijo: “para hoy coged cada uno un cartel al azar y salid”.

También recuerdo como hacia mitad de enero hicimos el juego en el que tanto niños como monitores íbamos a saber cuál iba a ser nuestro equipo para esas fallas. Estábamos Víctor y yo vestidos de policías en la pared del fondo del patio, y si cierro los ojos, aún recuerdo ver a aquel grupo de niños que venían corriendo por todo el patio hacia nosotros al enterarse, después de abrir un sobre, de quienes iban a ser sus monitores. Aunque no es el único día que recuerdo así, como he dicho, íbamos a estar con ese grupo durante las fallas solo, después volveríamos a ir cambiando hasta que definitivamente nos dijeran que íbamos a estar juntos para siempre. Eso fue ya un fin de semana de abril, en una acampada en La Torreta del Marqués, donde sin que vosotros lo supierais y después de haber pasado todo el día juntos, en el Unidos, Ibáñez dijo que los monitores con los que habíais estado ese día, iban a ser ya vuestros monitores y todos nos abrazasteis enseguida.

A día de hoy, Yokonami ha ido creciendo y decreciendo casi que todos los años hasta llegar a ser lo que somos ahora, porque Yokonami lo formamos todos los 21 + 2. De una manera o de otra, vosotros ya formáis parte de mí. Salva, Noah, Pau, Hugo, Marc S, Mario, Nico, Nelo, Lucas V, Marc B, Ramon, Fran, Jaume, Yeray, Nacho, Lucas B, Sebas, Sergio C, Sergio A, Josep y Miguel. Todos vosotros estáis en un pedacito de mi corazón y yo espero estar en el vuestro, al igual que espero que yo signifique tanto para vosotros como lo significáis vosotros para mí.

Si echamos la vista atrás, hemos vivido mucho juntos y sería difícil poder hacer referencia a todo, pero siempre me acordaré de aquel primer campamento en Las Minas, donde muchos por primera vez dormiríais en tiendas de campaña, y sobre todo pasamos frío en pleno mes de agosto, porque menudo frío hizo aquel año en el campamento. La acampada del pacto de equipo en Eslabó donde subimos al albergue Perú caminando y que nos la jugamos y todo al cruzar a la rotonda para hacernos la foto. Aquel campamento en Talayuelas, donde yo también fui por primera vez, y que para mí siempre será inolvidable por muchas razones. Luego llego Nou Futur, donde siempre recordaré la acampada que hicimos con los equipos Fukuyama y Sendai en el albergue Don Bosco, donde jugando por la tarde al escondite, los monitores nos escondimos dentro del albergue (a pesar de que habíamos dicho que no se podía) y os volvisteis locos buscándonos por todas partes. Ese año también recuerdo bien salir al Play-Back todos maquillados y con una bolsa de basura blanca con flores bailando la canción de la ramona pechugona. Hasta llegar al momento de las reuniones virtuales, donde creo que lo mejor fue el tour de “Quién vive ahí”, donde enseñamos todas las habitaciones durante una de las reuniones.

También hemos vivido muchos momentos difíciles ya que en ocasiones erais el equipo perfecto, para todo (y remarco ese todo). Porque es cierto que nos hemos enfadado con vosotros, o habéis sido vosotros los que os habéis enfadado con nosotros. Y echando la vista atrás, me doy cuenta que hemos tenido nuestros momentos de reflexión, y algunos muy intensos, pero nunca ha sido nada que no pudiéramos superar. Ahora me doy cuenta de que valió la pena pasar por ahí, y me he quedado con las ganas de convivir con vosotros nuevas experiencias, porque ya os habéis hecho mayores, y ya todo es diferente.

Es difícil de creer, pero como he dicho, chicos, me habéis llegado muy adentro y significáis mucho para mí. Espero que durante estos años hayáis aprendido mucho de mi y haya podido ser un buen ejemplo para vosotros, pero, aunque penséis que no es así, vosotros me habéis enseñado a mí también muchas cosas que siempre formarán parte de mí y me habéis hecho ser quien soy ahora. Así que seguid siendo lo que sois ahora, y llegareis muy lejos. Y quien sabe, igual dentro de unos años, nos volvemos a encontrar, algunos, dentro del patio con la pañoleta colgada al cuello y viviendo vuestra propia aventura, porque os puedo asegurar que vale mucho la pena. Pero recordad una cosa, siempre me vais a tener para lo que queráis, siempre vais a encontrar en mi un amigo.

Bueno, no me he olvidado de ti, como lo iba a hacer después de todo lo que hemos vivido, me has aguantado y te he aguantado yo a ti. Víctor, te lo he dicho muchas veces, y las que faltan, pero no podría estar más agradecido de que te cruzaras en mi camino así, y de que tuviéramos la posibilidad de conocernos de esta manera. Durante estos años he reído, he llorado, me he enfadado y he saltado de alegría, pero se que no hubiera sido lo mismo si tu no hubieras estado a mi lado. Más de una vez, me han preguntado que qué tal ser tu doblete y como nos llevábamos, porque al parecer se ve que no pegamos mucho, aunque yo no piense así. Y siempre les he dicho lo mismo, que eres el mejor monitor, doblete y compañero de aventuras que podría haber encontrado nunca, porque eres muy grande, y has hecho mucho por mí sin ni siquiera darte cuenta. Así que solo puedo decirte una cosa, Gracias. Gracias por ser tú y por haber estado ahí siempre.

Aunque muchos no lo piensen así, ser monitor no sólo se trata de ir los sábados a San José o ir de campamento. También hay que preparar todas las cosas para que todo salga tan bien como sale. Y eso es lo que yo he hecho durante estos años en la comisión de la que formo parte, Infraestructura. Las primeras palabras que escuche fueron que trabajo hay, y mucho, que podrá parecer duro, pero que vale la pena. Y, a decir verdad, no se equivocaron en nada. Hemos trabajado mucho y muchas veces no es reconocido, pero durante ese tiempo nos lo hemos pasado en grande y hemos hecho mucho comboi, que eso también es muy importante. Gracias a todos y cada uno de los que formáis parte de Infraestructura o habéis formado parte de ella, pero en especial a mis compañeros de trabajo como son Kike, José, Juanmi, Luis, Joan, Carlos, José i Cabedo. Porque vosotros sois muy grandes. Vosotros sabéis por todo lo que hemos pasado juntos, pero también sabéis lo bien que nos lo hemos pasado. Por siempre quedará el verano del 2019 cuando preparamos entre 5 todo el material para el campamento pasando más tiempo en el sótano que en casa, contando incluso con las horas de dormir. Las cenas de Infla, las noches de viernes antes de la presentación de falleros saliendo a las tantas, los últimos, y tantas cosas por las que hemos pasado. Gracias, porque gracias a todo eso, ahora formáis parte de mí, una parte muy importante y por lo que siempre os estaré agradecidos por haberos conocidos.

Aunque no son los únicos a los que he conocido estos años. Todos los que por delante de mí han acabado y todos los que vienen por detrás. Pero en especial a Anais, Elena, Andrea, Marina, Lucia, María, Marta, Victoria, Morello, Balle, Cachuli, Moreno, Ferri, Gonzalo, Raúl. Y otra mucha más gente que me dejo porque sería imposible nombraros a todos.

También quiero decir que son increíbles todos los monitores de mi grupo, que también hemos tenido altas y bajas, pero que siempre hemos estado dispuestos a todo, y hemos trabajado juntos para hacerlo lo mejor posible. Es verdad que no han sido todo risas y hemos tenido nuestros problemas, pero siempre los hemos sabido solucionar. Vosotros hacéis que cada viernes de preparación, cada acampada, actividad, fallas o campamentos, valga la pena. Porque vosotros hacéis que sea especial. Gracias Mascletá por todo estos cinco años.

A pesar de que empezamos juntos, pero no hemos acabado así, quiero agradecer también a mis coordinadores durante estos años que hayan sido un referente para nosotros como son Ibáñez, Manolo y nuestra querida e inseparable Sol, que nos habéis acompañado durante estos años y nos habéis ayudado siempre en todo. Pero también en especial a Enguix, por todo lo que me ha enseñado estos años, por qué estamos aquí y por quién, y por ser un referente dentro del centro. Enguix, como me acuerdo de mi campamento de mascletá, cuando el penúltimo día viniste a vernos y nos hicimos una foto delante del comedor de La Vereda y no dudaste en enviarla rumbo a Ontinyent, como me gustaría poder repetir esa foto 8 años después.

La verdad es que voy a acabar esta etapa de una manera muy diferente a la que a todos nos gustaría, porque es cierto que cuando estas en Eslabó, por ejemplo, tienes ganas de que llegue Mascletá porque es un año inolvidable, pero cuando llega Mascletá no quieres que se acabe de ninguna manera, es difícil de explicar, pero creo que todos sabemos que es así. Y que aún da más pena que sea un año de Mascletá como este, pero bueno, intentaré quedarme con las cosas buenas que he vivido. Así que solo queda decir Gracias a todo y a todos, por las grandes cosas que hemos hecho y hemos vivido.

Gracias y Siempre Unidos.

Lo más importante en la vida es que lo mas importante sea lo mas importante.
Víctor Küppers