Las segundas partes, también son buenas

Jose David Melendez

Dicen por ahí, “que la segundas partes nunca fueron buenas”, pero en este caso la historia está contada por otro personaje.

Mi época en los Juniors de Sant Josep comenzó en el año 2004, formando parte de un equipo llamado Ruthenio, el cual fue fusionado con el equipo “Iterbio” para formar así el definitivo equipo “Cagamandurrios”.

Años más tarde, dejé de ser niño o eso creo, y pasé a formar parte del grupo de monitores. Durante los cinco años que dura la etapa Junior, capitaneé junto a mi compañero David un terremoto de equipo llamado Yukón, equipo que me despertó la ilusión por educar y entretener a unos pequeños monstruitos que te hacen la vida algo más divertida.

En este momento, la historia podría haber acabado y ahora mismo tú no estarías leyendo estas líneas. Sin embargo, tal fue la felicidad que me aportó la experiencia como monitor, que contra todo pronóstico decidí continuarla.

Se me ofreció la posibilidad de continuar el viaje partiendo desde Eslabó, prácticamente volver a empezar desde el principio. La verdad es que dudé bastante, equipo nuevo, compañeros nuevos, compromiso, responsabilidad…, no era fácil la decisión.

Esa duda se disipó tan punto ví como los ojos de diez criaturas se iluminaban al conocer que iban a tener un nuevo monitor. La ilusión que tenían ellas por disfrutar de los Juniors se me contagió rápidamente, y todas las cosas negativas que se asentaban sobre la balanza del nuevo viaje se esfumaron sin más.

Recuerdo como si fuera ayer el primer día que conocí al equipo Kioto. Fue en un Expojove, una oportunidad perfecta para pasarlo en grande y presentarme ante mis nuevas amiguitas.

Pronto nos fuimos cogiendo cariño, y semana tras semana todo eran abrazos y más abrazos. Como olvidar aquellos momentos en los que aparecías, y de repente diez niñas corrían hacía ti como si de una estampida se tratase, al grito de ¡Josedaaaaa, Josedaaaaa!.

Estos detalles marcaban la diferencia, y daban alas para seguir semana tras semana al pie del cañón. Y así fue, semana tras semana hasta que de repente te das cuenta de que han pasado cuatro años, y de que tan solo quedan un par meses para que finalice la etapa Junior. Por desgracia, nos ha tocado vivir un Mascletá marcado por una pandemia. Inevitablemente, los Juniors han cambiado, como también nuestra vida. Y aunque es cierto que durante los últimos meses nos ha tocado vivir un distanciamiento social, si bien nadie puede borrar los recuerdos, ellos perdurarán para siempre y nos permitirán ver lo mucho que nos hemos divertido.

Por ejemplo, ¿Os acordáis de nuestro primer rallye de Piratas del Caribe?, ¿O del playback de “We are the heroes of our time…”?, ¿O de nuestro magnífico pastel con forma de “caca de WhatsApp”?, ¿O de cuando ganamos el premio al vestuario en el Rallye de Harry Potter?, ¿O de cuando no atinábamos ni una bailando las danzas?, ¿Y de nuestras aventuritas en la feria?, ¿Y las acampadas?, ¿Los tiempos de equipo?. Por supuesto, me dejo miles de hechos, pero lo importante es que todos ellos los hemos vivido juntas.

Irene, Inés, Kiara, Lola, Ainhoa, Sofia, Denisa, Mariola y Nerea, os quiero dar las gracias por haber hecho tan amena esta segunda etapa como monitor. Si tuviera que volver a Eslabó y me dieran la oportunidad de poder elegir equipo, os elegiría a vosotras sin ninguna duda. Juntas hemos reído, hemos llorado, nos hemos enfadado, hemos bailado… Hemos pasado ratos fantásticos que no cambiaría por nada del mundo, y que ojalá volvieran a empezar.

No quiero ser menos con el gran grupazo de monitores que me arropó desde el primer día, dejándome ser uno más pese a no conocerme para nada. Todos y cada uno de ellos me tendieron rápidamente la mano, y doy gracias por haber conocido a toda esta gente, la cual se ha metido en mi maleta sin preguntar, y no creo que salgan jamás.

Dicho esto, toda historia llega a su fin, y me parece que esta está muy cerca de él. Agradezco haber formado parte de la gran familia que se forma en los Juniors de Sant Josep, los cuales han marcado 15 años de mi vida, y me han llenado la espalda de amigos/as, aventuras y un sin fin de buenos valores. Una experiencia que recomiendo a toda persona.

Muchas gracias por todo, un abrazo.

Jose David Melendez